De acuerdo con la OMS, “la salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad. Es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos.”

¿Cómo podemos cuidar nuestra salud mental en el trabajo?

Primero, es fundamental tomarnos el tiempo para reflexionar sobre lo que nos está causando malestar psicológico. En el entorno laboral, esto podría ser un conflicto con un colega, una carga de trabajo abrumadora o la sensación de no estar alcanzando nuestros objetivos profesionales.

Una vez identificado el problema, es posible abordarlo de diversas maneras, como practicar un deporte, priorizar el descanso, realizar actividades que nos relajen y nos hagan sentir bien e incluso comunicar lo que nos incomoda.

Dentro de nuestra organización, es crucial implementar estrategias que promuevan la salud mental de los colaboradores, por ejemplo:

Planeación efectiva de la carga de trabajo: el día a día puede ser estresante y, aunque entendemos que hay tareas que deben cumplirse, es esencial no sobrecargar a los empleados para proteger su bienestar mental.

Priorizar objetivos y tareas: establecer un orden de prioridades en las tareas diarias o semanales puede contribuir significativamente a reducir el estrés. Esto permite visualizar las responsabilidades de manera más clara, evitando la sensación de estar abrumado y la presión por terminarlas rápidamente.

Actividades: como dinámicas grupales, breves descansos para relajarse, o pequeños gestos como celebrar los cumpleaños o aniversarios laborales, pueden ser de gran ayuda para despejar la mente.

Fomentar un clima laboral saludable: una de las medidas más efectivas es la creación de un ambiente laboral que fomente la comunicación abierta y el apoyo mutuo. Esto incluye la posibilidad de que los empleados expresen sus preocupaciones sin temor a represalias, y que puedan acceder a recursos como programas de asistencia psicológica o sesiones de coaching emocional.

Talleres: ofrecer talleres regulares sobre manejo del estrés, técnicas de relajación, meditación o gestión emocional, también puede ser una herramienta poderosa para equipar a los empleados con estrategias para lidiar con la presión diaria.

Flexibilidad: otra medida clave es la promoción de la flexibilidad en el trabajo. Esto puede incluir la posibilidad de horarios flexibles, opciones de teletrabajo, o días libres adicionales.

Reconocimiento: adicionalmente, es importante fomentar el reconocimiento y la apreciación en el lugar de trabajo. Reconocer los logros de los empleados y brindar retroalimentación positiva contribuye a un entorno más motivador y menos estresante, lo que a su vez mejora la salud mental general de la organización.

Aunque siempre habrá un sentido de urgencia en el trabajo, es vital que la salud mental ocupe un lugar prioritario en nuestra gestión diaria, esto no sólo tendrá un impacto positivo en los colaboradores sino también en la productividad de tu organización.

¿Quieres conocer los factores de riesgo para la salud mental de tus colaboradores en tu organización? Te ayudamos: info@integrach.com